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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Los promotores del turismo como mirada y voz del territorio.

Imagen de AIDER Gomera

Un promotor de turismo rural, propietario, por ejemplo, de un establecimiento de turismo rural, no debe conformarse con jugar el papel de persona que recibe una pago por alquilar un inmueble debidamente autorizado, desentendiéndose de otros aspectos (personalizar la promoción de su establecimiento, recibir al huesped, atenderlo en su estancia y despedirlo, interesarse por la marcha de la asociación a la que pertenece, obtener acreditaciones de calidad ambiental o turística, etc.)
Panel interpretativo en El Tión.
 Este papel de rentista-absentista debe ser perfil de un pasado, en realidad no tan lejano, donde los clientes acudían con cierta abundancia a las casas rurales y con menores expectativas. La oferta era escasa y los índices de ocupación eran relativamente altos. Pero los clientes ahora son de otro tipo. También han cambiado los precios, la manera de efectuar las reservas y la competencia.
En este nuevo escenario el huésped no sólo demanda alojamiento. Pide experiencias que desde nuestro punto de vista podrían en buena manera ser cubiertas por el promotor del establecimiento en varias dimensiones: ofreciendo un establecimiento adecuado, compartiendo con el huésped la realidad cultural de la isla, enseñando habilidades, ofreciendo vivencias personales y convirtiéndose, en resumen, en mirada y voz del territorio (no sólo de su establecimiento).
Muestra Rural en Agulo
La impronta del promotor de turismo rural debe dejarse ver al menos en tres fases. En primer término antes de la visita del turista, en cualquier acción promocional la persona (el promotor) es la referencia, no el establecimiento. El primer contacto debe dejarnos una idea de las aficiones del huésped para facilitarle información acorde con sus expectativas. La web del promotor es ideal para ese fin.
Luego,durante la visita/estancia del huésped, y dependiendo lógicamente de su apetencia y predisposición se podrían llevar a cabo un buen número de actividades: acompañar al visitante a una exhibición de silbo o a un taller artesanal, acudir a una feria de artesanía, invitarles a una comida en un área recreativa o en tu propia casa, hacer senderismo juntos, posibilitar que los niños de ambas familias jueguen juntos. De todo esto, debidamente ejemplificado y tratado operativamente, escribiré en futuras entradas al blog.
Area recreativa. Igualero
La etapa final es cuando el huésped regresa a su pais. Para ese momento podríamos solicitarle su opinión sobre la estancia, respondiendo y buscando solución a las críticas planteadas y fomentando, en buena medida, su fidelización.
¿Quién mejor que el promotor de turismo rural para ser mirada y voz del territorio?. Ni una oficina de información turística, ni una central de reservas, ni un agente de viajes resultarían más idóneos. Me atrevo a decir que tan solo un familiar o un buen amigo que viviera en el territorio a visitar podria resultar más apropiado.
Con esta dinámica el visitante dejará de ser turista para ser huésped e incluso en algún caso, y si así se desea, amigo. LLegará incluso a participar activamente en la búsqueda de soluciones a problemas ambientales o sociales de un territorio que termina apreciando y apadrinando.

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